La deuda con Mirasol y Alerce
Un estudio de la Cámara Nacional de Comercio mostró una baja de victimización en la actividad local. Ahora hay otros desafíos.
El Informe de Victimización de la Cámara Nacional de Comercio ofreció una perspectiva alentadora para Puerto Montt. La capital regional se distingue como la única, entre las comunas analizadas, en registrar una disminución en la tasa de victimización que afecta al sector comercial. Este resultado, que coincide con una percepción de seguridad comercial líder a nivel nacional, subraya el impacto de ciertas políticas implementadas en el último tiempo, como la firmeza ante el comercio no establecido.
Sin embargo, esta noticia positiva para los comerciantes no debe eclipsar una realidad persistente y preocupante: la inseguridad que aún afecta significativamente a los vecinos de sectores poblacionales como Mirasol y Alerce. Si bien el comercio local experimenta un alivio en este frente, los residentes de estos populosos barrios continúan enfrentando los embates de la delincuencia, impactando directamente en su tranquilidad y la cohesión comunitaria.
El desafío que se presenta ahora es crucial: trasladar y adaptar las estrategias que han mostrado eficacia en la protección del comercio hacia los entornos residenciales. Esto demanda un análisis profundo de las particularidades de Mirasol y Alerce, considerando su densidad poblacional, dinámicas sociales y tipos de delitos que allí se registran con mayor frecuencia.
Una respuesta efectiva requiere una colaboración estrecha entre las autoridades municipales, las fuerzas policiales y, fundamentalmente, las propias comunidades. Fortalecer la presencia policial con un enfoque preventivo y de proximidad, establecer canales de comunicación fluidos y confiables entre vecinos y autoridades, y promover la denuncia como herramienta fundamental son pasos ineludibles.
Paralelamente, es esencial invertir en la revitalización de los espacios públicos, mejorar la iluminación barrial y apoyar las iniciativas vecinales que buscan fortalecer el tejido social y la vigilancia comunitaria. La seguridad no se construye sólo con medidas punitivas, sino también fomentando un entorno donde la comunidad se sienta empoderada y protegida.
El contraste entre la mejora en el sector comercial y la persistente inseguridad en barrios como Mirasol y Alerce deja en claro que la seguridad es un desafío multifacético que exige una atención integral. El éxito alcanzado en el comercio debe servir como un impulso y una hoja de ruta para abordar, con la misma determinación y creatividad, la deuda pendiente con la seguridad de todos los habitantes de Puerto Montt.